martes, 27 de agosto de 2013

NO ME PREOCUPA LA CORRUPCIÓN POLÍTICA

NO ME PREOCUPA LA CORRUPCIÓN POLÍTICA

Sí, señor, así es: a mí no me preocupa la corrupción política. Y no me preocupa, sencillamente porque la corrupción es un delito - o varios: prevaricación, cohecho, malversación…, yo qué sé la de nombres que han inventado para lo que a fin de cuentas no es más que “robo”-, el cual está penado y castigado por la ley. ¿O no es así?...
Veamos qué se conoce como corrupción política… Se considera corrupción política aquella actuación del cargo político (o cargos, no olvidemos que la corrupción conlleva pluralidad siempre) que busca el propio beneficio en menoscabo y detrimento de los intereses generales…, o sea robar para uno mismo (o mismos) y que se jodan los demás, que serán quienes paguen los platos rotos.
Entonces, lógicamente la corrupción política no representa ningún problema ni causa ningún daño ni a personas ni a la economía de un país. Porque si se atrapa a un político corrupto (o trama, aquí entran varios… y los que no se llegan a saber), es de suponer que la Justicia hará que los criminales repongan todo el producto conseguido por sus actos delictivos y además les impondrán sanciones económicas, carcelarias y de inhabilitación (supongo que de por vida: que vayan a comer al contenedor de la basura, que es ahí a donde pretendían enviar a sus conciudadanos), porque la corrupción política es un acto de alta traición, es un delito criminal sin agravantes: la corrupción política genera un perjuicio que persiste a lo largo del tiempo y la historia, socaba las economías tanto del país como de los individuos particulares, conllevando a situaciones de pobreza generalizada  que devienen en enfermedades y salud precaria, con lo que entramos en muertes generadas por la avaricia, con lo que se entra en el homicidio premeditado, el puro y simple asesinato…, asesinatos tan reales como si disparasen a bocajarro a sus víctimas, y asesinatos que se prolongan en el tiempo, afectando a las generaciones futuras…; porque no les quepa duda a ninguno, amigos (y sobre todo amigas), que quienes cometen actos de corrupción saben muy bien el daño que generan: han estudiado para ello, tienen una carrera (a veces delictiva) que asevera que son conscientes de la tarea que desempeñan y por lo tanto culpables de todos los delitos que sus actos generen. Además quienes cometen estos actos genocidas, pues nos afectan a todos, no son personas pobres arrastradas al delito inevitablemente como único medio de subsistencia; no, son señores (y señoras, y perdonen que no las ponga primero) con auténticos “sueldazos”, que ya de por sí resultan escandalosos, quienes cometen estos delitos, son personas que por su cargo (no pondré trabajo) obtienen unos beneficios más que suficientes para mantener el más regalado de los trenes de vida del mayor de los viciosos de la sociedad. Y a estos monstruos, disfrutar de tanto… es evidente que les resulta insuficiente; y quieren atesorar más, y es que la avaricia  siempre pretende llenar un saco roto.
O sea, en resumidas cuentas, que no hay de qué preocuparse: la Justicia se encargará de eso…, de hacer justicia. Ahora, si usted (o cualquier otro) me dice a mí y me lo asegura que la Justicia no funciona, que está al servicio de esos corruptos, o bien que también es un organismo corrupto que forma parte de la corrupción general…, que los jueces son, o corruptos que van por libre, o corruptos pagados por los políticos corruptos (cada partido pagaría a los suyos), entonces yo me preocupo, claro, y me preocuparía más aún si supiera que el sistema judicial permite a los jueces elegir los casos a llevar en vez de adjudicarlos por sorteo…; porque esto sería otro motivo que podría conducir al ejercicio de la corrupción: los jueces corruptos se harían cargo  de los casos que afectaran a sus “protegidos”, y los jueces no corruptos, los honestos y honrados podrían así seguir siendo “honestos y honrados” no eligiendo ninguno de estos casos que podrían quemarles en las manos.
Bueno, si esto fuera así, igualmente sigo diciendo que tampoco me preocuparía la corrupción política, no. Ahora la única que me preocuparía es la corrupción judicial: si queda resuelta esta última, la otra tendría los días contados. Si no se tienen, lo que se precisa es la elaboración de leyes justas y un sistema que garantice el cumplimiento de dichas leyes, o sea, la manera y forma de que la corrupción no pueda afectar a los jueces, y sean inevitablemente castigados de sus delitos, tanto ediles como alcaldes, empresarios o ministros, presidentes o reyes…, en caso de que los hubiera…, corruptos, digo. Que igual no hay ninguno,,,; uno, como no sabe. Como no sabe si los hay...

Murcia, 2013

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