sábado, 29 de agosto de 2015

¿CUALES SON LAS PALOMAS...?

Hace unos días me dirigía a misa..., er... a mis a...suntos quise decir, cuando al cruzar por una zona ajardinada que contaba con un estanque o charca (más o menos infecta he de añadir) veo a un niño de entre 2 y 3 años que, a instancias de una persona mayor que se hallaba sentada sobre un banco, conmina al chico a avanzar hacia un grupo de distintas aves que se arremolinaban delante de ellos atraídos por la oportunidad de saciar algo su hambre... El jovencito se mostraba algo cohibido, pero animado por la mano de su familiar, que se apoyaba sobre su espalda se animó a introducir su mano en la bolsa que sostenía algo precariamente y se dispuso a arrojar lo más lejos que pudiera, precavidamente, hacia las aves el preciado manjar de semillas o frutos secos que contuviese la bolsa.
   No obstante, como quien busca una excusa para retardar una operación que le da miedo, se volvió al señor mayor y le preguntó:
   -Abuelo, ¿las palomas cuáles son... las de las patas cojas?...
   El llamado abuelo miró a su alrededor como si temiera ser acusado de algún delito y, dado que no había nadie más, me vio a mí, con quien sin duda compartió el sentimiento de culpa que injustificadamente sentía.
   -Sí, hijo - le confirmó a su nieto- con la voz algo quebrada-..., las de las patas cojas son...
   Varias de las palomas alborotadas en la tarea de conseguir algo que picar mostraban diversas deformaciones en sus patas, y alguna de ellas no mostraba nada por la ausencia total de miembro.
   Yo seguí avanzado con mi culpa, transmitida en una mirada, y dejé a aquel abuelo con la suya.

   Estas graves deformaciones que sufren habitualmente las palomas se deben a los numerosos hilos de todo tipo que se encuentran dispersos por doquier; y no sólo los hilos finos son los causantes de esta atrocidad, también lo son los cabellos humanos, evidentemente cuanto más largos peor. Los hilos y cabellos se enredan en las patas de estas aves y acaban por incrustarse en su piel, cortando la circulación de las extremidades, ocasionando terribles dolores al animal, inflamación y necrosis... llegándose a una amputación al cabo o a la muerte del ave por infección incontrolada. También la suciedad que pueda adherirse a las patas de estos animales puede llegar a ocasionarles un daño similiar. Hasta hoy no me había puesto a pensar en qué ocasionaba estas mutilaciones... pero ya presentía que era culpa nuestra... del ser humano.

Murcia, Agosto 2015