martes, 26 de julio de 2011

CONSEJAS DE VIEJAS




CONSEJAS DE VIEJAS





(Guión de cómic)


(1983)


Obra de José Ruiz DelAmor


Basado en el cuento del mismo título y autor


*


(En 6 páginas y 30 viñetas)


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***
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PRIMERA PÁGINA




Viñeta 1




NARRADOR. La sabiduría popular está llena de arcanas sentencias extraídas de sucesos reales, llamadas refranes, proverbios, dichos o consejas. Aunque en muchas ocasiones no se corresponden con una realidad determinada -toda regla conlleva su excepción-, no obstante es preciso admitir que rara vez se equivocan estas Consejas de Viejas.




(Vista panorámica. Inmenso páramo desarbolado. Labrador azadonando la tierra; viste camisa con chaleco y zaragüelles con faja, calzado con espaarteñas. 4/6)




NARRADOR. ¿Dónde irá el buey que no are?




Viñeta 2




(Vista del labriego limpiándose el sudor de la frente con el antebrazo de la mano derecha, que oculta parcialmente su rostro. 1/6)




LABRIEGO. ¡Dios, qué calor!




NARRADOR. La letra con sangre entra; la labor, con sudor.




Viñeta 3




(El labriego visto desde atrás caminando por una senda serpenteante, orlada por deshojados y tenebrosos árboles. 1/6)




LABRIEGO. Siempre igual, del trabajo a...




NARRADOR. El mal camino, pasarlo pronto.




*


SEGUNDA PÁGINA




Viñeta 4




(Labriego de espaldas a una barraca levantina con dos troneras en lo alto aparentando ser ojos y una puerta cubierta por una tela burda semejando una boca, sin perder su realidad de portal. Vista total. 1/6)




LABRIEGO. ...esta barraca inhóspita. Siempre...




NARRADOR. Antes de casar, ten casa en que morar, tierras en que labrar y viñas en que podar.




Viñeta 5


NARRADOR. Por la mañana titiritaina, por la noche chichirimoche.


(Labriego de espaldas. Esgrime un tajo de patata pinchado en l a punta de un cuchillo. Varios tajos humean sobre unas brasas apartadas del fuego en la rústica chimenea. 1/6.)


LABRIEGO. ... solo.


Viñeta 6


NARRADOR. De noche todos los gatos son pardos.


(Cabeza del labriego de frente. Detrás, a un lado, arde el fuego. Al otro lado se enmarca una sombra humana de mujer contra las cañas embarrizadas de la pared; sombra alargada. Rostro del labriego en sombras. 1/6.)


MUJER (sombra). Buenas noches...


LABRIEGO. ¿Quién...?


Viñeta 7


(Mujer morena, de gran belleza felina, destocándose del velo semitransparente que la cubre el rostro pálido. Melena larga y lacia. Viste una túnica talar. Vista total. 1/6.)


MUJER. Es la única vivienda que hay en varios kilómetros a la redonda. No sabía adónde ir.


NARRADOR. No es una mujer bonita lo que el hombre necesita.


Viñeta 8


(Los dos frente al fuego sentados de espaldas, en sendas sillas de anea. Las manos de la mujer adelantadas hacias las llamas. Bustos. 1/6.)


MUJER. Hacía frío fuera.


LABRIEGO. ¿Huye de algo?..., ¿o de alguien?


MUJER. No.


NARRADOR. ¿Me guardarás un secreto, amigo?... Mejor me lo guardas si no te lo digo.


*


TERCERA PÁGINA


Viñeta 9


NARRADOR. La cama es buena cosa, quien no puede dormir, reposa.


(Labriego tumbado en el suelo, contra la pared de cañas, en primer plano, cubierto por una manta a rayas. Al fondo, yacija en que duerme la mujer, que únicamente muestra sus cabellos, largos. En medio, fuego de chimenea. 1/6.)


LABRIEGO. ¿Quién será?... Es tan hermosa.


Viñeta 10


NARRADOR. No por mucho madrugar amanece más temprano.


(Busto de mujer, de pie, de espaldas, junto a la mesa: platos, vasos, botella, frutero, hogaza de pan, etc. Labriego al fondo, incorporándose del suelo. Escena en penumbra; no ha amanecido aún. Hombre total. 1/6.)


LABRIEGO. ¿Ya levantada?


MUJER. NO podía dormir.


Viñeta 11


NARRADOR. Las apariencias engañan.


(Amaneciendo; resplandor en los montes lejanos del fondo. Labriego cavando. Busto. 1/6.)


LABRIEGO. Espero que se quede... No parece disgustarla esta vida.


Viñeta 12


NARRADOR. En la huella del querer no hay animal que se pierda.


(Viñeta 3; vista frontal. Labriego apresurado. Vista total. 1/6.)


LABRIEGO. Tendría que haber terminado la cava del bancal, pero tengo que ver si aún está.


Viñeta 13


NARRADOR. Por el humo se sabe dónde está el fuego.


(Cabeza del labriego de espaldas. Barraca al frente, chimenea. Bosque al fondo. Sol en lo alto. 1/6.)


LABRIEGO. La chimenea... apagada. Se ha ido.


Viñeta 14


NARRADOR. La mujer aliñada, antes de vestirse, hace la cama.


(Vista al través del veno de la puerta desde el interior de la barraca, parcialmente oculto el labriego por la cortina que su mano alza. Sobre el lecho, compuesto, inciden los rayos solares provenientes de la ventana. Estera de esparto en el suelo. 1/6.)


NARRADOR. No está... Solo otra vez.


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CUARTA PÁGINA


Viñeta 15


(Labriego sentado a la mesa, comiendo; de espaldas; botella de vino mediada a su derecha y panecillo mordisqueado a la izquierda. Ventana al fondo, con el sol en su ocaso. Busto. 1/6.)


LABRIEGO. ¿Qué esperaba yo que viese en mí?


NARRADOR. No se hizo la miel para la boca del asno.


Viñeta 16


NARRADOR. Más sabe el necio en su casa que el cuerdo en la ajena.


(Busto del labriego de espaldas mirando por la ventana al exterior. Al fondo, camino bordeado por árboles. 1/6.)


LABRIEGO. Quizás haya sido para mejor que se haya marchado.


Viñeta 17 (redonda)


(Rostro de labriego en gesto de sorpresa, en claroscuros; ojos y boca muy abiertos. Sol oculto; tenues rayos brotando tras las crestas montuosas. 1/6.)


LABRIEGO. ¡Eh!


NARRADOR. Ojos que no ven, corazón que no siente.


Viñeta 18


NARRADOR. Donde menos se piensa salta la liebre.


(Vista doble a través de las órbitas oculares del labriego: camino con árboles; mujer caminando, vistiendo sedas transparentes que dejan entrever sus torneadas formas; el cabello al viento. Las escenas orladas por las pestañas del labriego. 1/6.)


Viñeta 19 (horizontal)


(Perfiles. Mujer a la izquierda con un ramillete de flores silvestres en los brazos. Labriego a la derecha. La luna llena apareciendo tras de unas nubes sobre las copas de los árboles, muy al fondo. Oscuridad. 2/6.)


MUJER. ¡Hola!


LABRIEGO. ¿Dónde estaba?... Me tenía preocupado.


NARRADOR. En salvo está el que repica.


*


QUINTA PÁGINA


Viñeta 20


(Rostro sonriente de la mujer, aspirando el arom de las flores. Luna junto a su mejilla derecha, iluminando sólo ésta; la otra, en oscuro. Cabeza. 1/6.)


MUJER. Estuve en el bosque, recogiendo flores.


NARRADOR. Vete al monte algún buen día, que Dios da de balde su perfumería.


Viñeta 21


NARRADOR. Tal el tiempo, tal el tiento.


(Labriego rodeando los hombros de la mujer con su brazo, entrando por la puerta de la barraca. De espaldas. Medios cuerpos. 1/6.)


LABRIEGO. Celebro que no se haya marchado; la echaba de menos.


Viñeta 22


(Mujer de espaldas, en el centro de la estancia; busto. Labriego arrodillado junto a la chimenea, atizando el fuego. Mesa, cama, etc. 1(6.)


MUJER. Yo también le echaba de menos a usted.


LABRIEGO. ¿De veras?


NARRADOR. Tanto monta, monta tanto.


Viñeta 23 (triangular)


NARRADOR. El costal y la talega, lo que le echan, eso llevan.


(Mitad derecha del rostro de la mujer en semipenumbras; fondo oscuro con la mitad de la luna llena. 1/12.)


MUJER. Sí, no es fácil encontrar una presa por estos desolados parajes.


Viñeta 24 (triangular)


(Mitad izquierda del rostro del labriego en semipenumbras; fondo oscuro con la mitad de la luna llena, haciéndola coincidir con la otra mitad de la viñeta anterior. 1/12.)


LABRIEGO. Sí, tiene razón, es difícil encontrar una presa.


NARRADOR. Dios los cría, y ellos se juntan.


Viñeta 25


(Cabeza de la mujer en negro total; leve halo de luz enmarcándola. 1/6.)


MUJER. Me parece que no me ha entendido.


NARRADOR. A buen entendedor, pocas palabras bastan.


Viñeta 26


(Cabeza anterior, ahora iluminada completamente. Fondo oscuro. Gesto satánico en el rostro y colmillos vampíricos en la boca salivosa. 1/6.)


MUJER. Lo que necesito es la sangre de un ser humano para revitalizar mis fuerzas y mi juventud.


NARRADOR. Tras la cruz está el diablo.


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SEXTA Y ÚLTIMA PÁGINA


Viñeta 27


(Cabeza del labriego en una oscuridad total; leve halo de luz enmarcándole. 1/6.)


LABRIEGO. Yo creo que la he entendido perfectamente.


NARRADOR. No es mal sastre el que conoce el paño.


Viñeta 28


(Cabeza anterior, ahora iluminada completamente. Fondo oscuro con luna llena. Cabellos de la cabeza erizados, rostro piloso, ojos lupinos, boca babeante con colmillos de lobo, orejas puntiagudas y mentón prominente. 1/6.)


LABRIEGO. Ya que yo también necesito lo mismo.


NARRADOR. De tal palo, tal astilla.


Viñeta 29 (forma de horca)


(Hombre-lobo saltando sobre mujer-vampiro. Luna llena seminublada a través de la ventana. Sin bocadillo, gruñido (Greeknn...) en el lobo y grito (Aahhh...) en la vampiresa. Hombre-lobo en fragmento menor de viñeta; vampiresa en fragmento mayor, en actitud de defensa-ataque. 3/6.)


NARRADOR. El hábito no hace al monje, ni la venera al noble.


Viñeta 30 (redonda sobre cuadro)


(Luna llena ocupando casi toda la viñeta; sombra de lobo sobre una roca, en el centro de la luna llena; más arriba, sombra de murciélago. 1/6.)


NARRADOR. Y por último, un postrero refrán: Del lobo y la vulpeja se puede tomar conseja.


*


Fin


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Obra de José Ruiz DelAmor


Murcia, 1983


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***
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CONSEJAS DE VIEJAS


(cuento)




La sabiduría popular se encuentra llena de arcanas sentencias, extraídas de hechos acaecidos, llamadas refranes, proverbios, dichos o consejas. En muchas ocasiones se corresponden con la realidad -toda regla conlleva su excepción-, no obstante, es preciso admitir que muy raramente se equivocan estas Consejas de Viejas.


***


El hombre azadonaba la tierra del inmenso páramo desarbolado abatido por el cansancio. (¿Dónde irá el buey que no are?)

Con el antebrazo terroso se limpió el sudor de la frente. (La letra con sangre entra; la labor, con sudor.)

-¡Dios, qué calor! (La queja es vieja.)

La vuelta al hogar, al anochecer, está escoltada por tenebrosos árboles deshojados, orlando el
sendero serpenteante. (El mal camino, pasarlo pronto.)


-Siempre igual: del trabajo a... (El trabajo, a destajo.)

Su morada, una triste barraca de ramas, parece mirarle con odio a través de sus dos ventanucos,
y la boca angosta de entrada torcerse en gesto devorador. (Antes de casar, ten casa en que morar, tierras en que labrar y viñas en que podar.)

-... a esta barraca inhóspita. (A la oreja dime tu queja.)

Su cena serán unos sencillos tajos de patata asados en las brasas del fuego del lar. (Por la
mañana titiritaina, por la noche chichirimoche.)

-Siempre solo. (Yo y nos... somos dos.)

-Buenas noches, señor... (Según a quién, cuenta bien.)

Una sombra de mujer se enmarca en la puerta ante una capa de cielo estrellado. (Casa sin puerta, siempre abierta.)

-¿Quién...? ¿Qué hace usted aquí? ¿Cómo ha entrado? (De las visitas pega el cante una puerta
chirreante.)

La mujer, morena, de una belleza tan intensa como felina, se destocó del velo que la cubría,
desmadejando una luenga melena por sobre la túnica alba que velaba su cuerpo, que se presumía
exuberante. (Mujer con belleza, mujer sin cabeza.)

-Es la única vivienda que hay en varios kilómetros a la redonda. No sabía adónde ir. (En casa de
hambre, cerrojos de alambre.)

Luego, alimentándose la y reconfortada por el fuego, las confidencias se hacen obligadas. (Me
guardarás un secreto, amigo?... Mejor me lo guardas si no te lo digo.

-¡Brrr...! ¡Qué frío hacía fuera! (Da la confianza mejor con fianza.)

-¿Huye de algo, o de alguien, quizá, señora? (No se equivoca quien no abre la boca.)

-No. (Nunca dad la verdad.)

Hasta el menos galante de los hombres cederá su cama a una dama. (La cama es buena cosa,
quien no puede dormir... reposa.)

-¿Quién será esta mujer? Es tan hermosa. (No alabes lo que sabes.)

El labrador la ve con el pensamiento, pues sólo distingue un informe bulto sobre el lecho. (De
noche todos los gatos son pardos.)

Apenas se alza el sol, el labrador ya bina en sus viñedos. (Corre un velo por el cielo.)

-”Espero que se quede; no parece disgustarle esta vida.” (Suponer lo que se ignora es no saber ni la hora.)

Impaciente, hace el regreso a casa apresuradamente. (En la huella del querer no hay animal que
se pierda.)

-Tendría que haber terminado la mejenca del bancal, pero tengo que ver si aún está. (Correr
despacio o andar deprisa, la misma guisa.)

A la vista de la barraca, parecen verse confirmados sus temores. (Por el humo se sabe dónde
está el fuego.)

-La chimenea apagada... ¡Se ha ido! (No hay viaje sin equipaje.)

El interior está limpio y ordenado, la cama compuesta. (La mujer aliñada, antes de vestirse,
hace la cama.)

-No está... Solo otra vez. (Sólo una es la luna.)

Rumia triste su pena mientras mastica la cena. (Menor es la pena con la tripa llena.)

-¿Qué iba a esperar yo que viese en mí? ¿Qué podía ofrecerle? (No se hizo la miel para la boca del asno.)

Contemplar el sosiego de los desiertos alrededores le tornan conformista. (Hombre que enviude,
feliz, no lo dude.)

-Quizá haya sido mejor que se haya marchado. (Más sabe el necio en su casa que el cuerdo en la ajena.)

Lo que no se espera ya, nos causa sorpresa. (Ojos que no ven, corazón que no siente.)

-¡Eh! (Desconfianza de la tardanza.)

Por el camino, envuelta en sedería transparente, camina la bella mujer hacia la casa. (El afecto tiene efecto.)

El hombre siente renacer la alegría en su entristecido corazón. (Tal el viento, tal el tiento.)

La luna llena va apareciendo tras de unas nubes, por sobre las copas de los árboles. (Luna llena,
noche plena.)

-¿Dónde estaba? Me tenía preocupado. (En salvo está el que repica.)

La joven aspira el aroma del ramillete de flores silvestres de sus manos. (Vete al monte algún
buen día, que Dios da de balde su perfumería.)

-Estuve en el bosque, recogiendo flores... paseando. (El que roba en mi troje, hay que ver qué
poco coge.)

Con su brazo rodeando los suaves hombros de la mujer, el labriego la hace penetrar en la
barraca. (No quieras comulgar en el templo en pecado, dando mal ejemplo.)

-Celebro que no se haya marchado; la echaba mucho de menos.(Lo que no viene, jamás se
tiene.)

El hombre anima alegremente las llamas del hogar. (El fuego no es un juego.)

-Yo también le echaba de menos a usted. Mucho. (La correspondencia es una gran ciencia.)

La voz del hombre parece más animal que humana al inquirir (Voz ronca, hay bronca.):

-¿De verdad? (La duda ofende.)

Y el rostro de la mujer parece ahora afearse. (Lo feo no veo.)

-Sí, no es fácil encontrar una presa por estos desolados parajes. (Donde menos se piensa salta la
liebre.)

A la luz de la luna, que se introduce a traves del ventanuco, el hombre parece más velludo ahora.

(Pelo..., o cabello cuando es bello.)

-Sí, tiene razón; es difícil encontrar una presa apetecible por estos lugares. (Dar a dama la razón
es cuestión de educación.)

Ambos parecen darse la razón sobre el particular mientras se muestran agitados. (Nuestro
acuerdo no recuerdo.)

-Me parece que no me ha entendido. (A buen entendedor, pocas palabras bastan.)

Le babea a la mujer la boca en tanto que muestra unos afilados dientes. (Boca hambrienta sola
se alimenta.)

El hombre está tranquilo. (Una virtud: la quietud.)

La mujer ahonda en su explicación (Todos sabemos... más o menos.):

-Lo que necesito es la sangre de un ser humano para revitalizar mis fuerzas y mi juventud. (Coge
tu presa por sorpresa.)

El otrora bello rostro de la mujer es ahora una máscara de maldad. (Tras la cruz está el Diablo.)

Continúa brotando vello en gran profusión en el rostro y manos del campesino. (El costal y la
talega, lo que le echan... eso llevan.)

-Yo creo que sí la he entendido; perfectamente. (No es mal sastre el que conoce el paño.)

En las sombras titilantes, la mujer espera. (Sea lo que sea, que yo lo vea.)

El hombre se explica con los ojos brillantes, los colmillos babeantes y las orejas puntiagudas.
(De tal palo, tal astilla.)


-Ya... que yo... necesito... algo... parecido. (Dios los cría, y ellos se juntan.)

El fuego, crecido, ilumina claramente a los dos monstruos en que se han convertido ambos
aparentes humanos. (Es frecuente lo corriente.)

Inmediatamente, saltan uno sobre el otro, atacándose y gruñendo como fieras salvajes. (El
hábito no hace al monje, ni la venera al noble.)

Más tarde, el hombre-lobo aullaba a la luna llena desde la cima de un monte mientras la sombra
de un enorme murciélago cruzaba el espacio.

Y por último, un postrero refrán: Del lobo y la vulpeja se puede tomar conseja.


Fin

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Cuento original de José Ruiz DelAmor

Nota: Este cuento (originalmente lo escribí como un guión de cómic) fue publicado en México en 2007. Desconozco el título del volumen, así como la razón social de la editorial.
http://www.el-recreo.com/home/nsarved.asp?pag=1

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