EL MOSQUITO Y LA ELEFANTA
(fábula)
Un mosquito ladino posóse sobre los cuartos traseros de una elefanta con intención de picarle
en la retambufa, mas su estilete endeble no se lo permitió.
-Estamos aviados -se dijo el canijo díptero, a su alcance el sexo de la hembra, enorme como
una calabaza madura.
-No te puedo picar, pero te dejaré bien jodida - y puso manos... (bueno, otra cosa) a la obra.
Llevaba el mosquito un buen rato venga a apretar, ante la total indiferencia, por ignorancia,
de la elefante, cuando se dirigió el insecto a su indiferente partener:
-¿Gozas, vida? -inquirió en plena excitación.
-¿Quién me habla? -no sabía la hembra de dónde provenía la menguada voz que oía.
-Sí, sí..., disimula: ¡como si no te gustara! - replicó el mosquito entre arduos esfuerzos para
intentar vanamente alcanzar el clímax.
Un mosquito ladino posóse sobre los cuartos traseros de una elefanta con intención de picarle
en la retambufa, mas su estilete endeble no se lo permitió.
-Estamos aviados -se dijo el canijo díptero, a su alcance el sexo de la hembra, enorme como
una calabaza madura.
-No te puedo picar, pero te dejaré bien jodida - y puso manos... (bueno, otra cosa) a la obra.
Llevaba el mosquito un buen rato venga a apretar, ante la total indiferencia, por ignorancia,
de la elefante, cuando se dirigió el insecto a su indiferente partener:
-¿Gozas, vida? -inquirió en plena excitación.
-¿Quién me habla? -no sabía la hembra de dónde provenía la menguada voz que oía.
-Sí, sí..., disimula: ¡como si no te gustara! - replicó el mosquito entre arduos esfuerzos para
intentar vanamente alcanzar el clímax.
Moraleja:
Si tu sexo no llena la cavidad,
la falta la cubrirá tu vanidad
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Obra de José Ruiz DelAmor
Publicado en Iespana.es
Publicado en Iespana.es
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