viernes, 1 de julio de 2011

EL BERSEKER


EL BERSEKER
(Escandinavia)


“Las fauces de las fieras enviaré contra ellos con furor...” (Deuteronomio)

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-¡Que las tropas han regresado sin obtener la victoria!... ¡Te exigo una pronta explicación, centurión!

El veterano soldado frente al tribuno romano empalideció, ¿cómo minimizar la huida de las tropas a su mando?...

-Verás, tribuno, mis hombres no se enfrentaban con otros hombres como ellos, sino con... verdaderas bestias.

-¿Bestias decís?... ¿Qué clase de bestias pueden poner en franca retirada a las cohortes de la imperial Roma?...

-Hombres...

-¿Hombres?... ¿Acaso no dijisteis recién que se trataba de bestias?... ¿En qué quedamos, centurión?...

-Hombres animales; hombres lobo..., hombres oso.

-¡Por los dioses!, ¿me estáis diciendo que unos salvajes vestidos con las pieles de unos animales os han engañado con un burdo truco de apariencia?...

-Así lo creí yo en principio, noble tribuno, pero no se trataba de ningún truco: eran auténticos monstruos, no hombres disfrazados.

-Deliráis, centurión. ¿Acaso pretendes burlarte de mí?...

Fuera se escuchó un tumulto creciente en el que sobresalían fieros gruñidos mezclados con ayes de dolor.

-Podréis juzgarlo vos mismo, tribuno, pues las bestias salvajes nos han seguido hasta nuestro campamento.

Sin decir más, el centurión salió de la tienda real para organizar la defensa del sitio, a pesar de creerla inútil. Mientras, el tribuno quedó en el interior, sobrecogido por el temor. ¡Qué osadía por parte del enemigo!... Se sobrepuso a los miedos infundados que pugnaban por embargarle, y se dispuso a salir de la tienda para ver a los atacantes con sus propios ojos.

La figura lupina que penetró como una exhalación y se arrojó sobre él cortándole la yugular de un único bocado no parecía tener mucho que ver con un ser humano. Sólo un gorgoteo apagado quejoso salió de la boca del tribuno romano.
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Berseker: el que tiene piel de oso.

El nombre escandinavo Björn significa oso.

Entre los antiguos pueblos del Norte de Europa se creó esta leyenda.

Dinamarca y países limítrofes son al parecer el origen de este mito.

En principio, el berserk fue o era un soldado de Odín.

Berseker, berserker, berserkr, berserk...

Se transformaban en semejantes fieras gracias a ritos chamánicos, desarrollando una violencia inhumana, insensibles al dolor infligido por las armas de sus enemigos.

El historiador danés Saxo Grammaticus (1150-1220) recoge en su “Historiae Danicae Libris XVI” las leyendas sobre Bersekers presentes en las antiguas sagas Aigla y Vatnsdal.

Asímismo, Publio Cornelio Tácito (55-120 d. C.) cita a tal bestia imposible en su obra “Germania”.

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